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Vestir es una necesidad física y social, pero la moda no; la moda es un sistema opresivo de explotación laboral, uso desmedido de los recursos naturales y contaminación de nuestros ecosistemas. Para mantener este desenfrenado imperio de lo efímero se llevan a cabo estrategias de manipulación a través de publicidad y estímulos que crean necesidades ficticias e insatisfacción crónica. Por eso rechazamos la contaminación mediática y las máscaras publicitarias que crean deseos artificiosos, la manipulación de la información y falacias del greenwashing; que permiten que este sistema tóxico de producción continúe vigente.
Toda ésta confabulación se oculta bajo la manta de la sinrazón de la moda, un engaño más de este este siniestro sistema para mantenerse fuera de las mesas de diálogo y cuestionamiento interno, la moda se escabulle bajo la pretensión de ser un tema superficial y fútil, un tema netamente estético. cuando es todo lo contrario, es la piedra angular que determina la estructura de nuestra sociedad moderna extractivista, esclavista y agotadora.
La esclavitud de la moda no se limita a sus trabajadores, el deleite deletéreo de la moda nos somete como usuario a sus dinámicas fluctuantes e insaciables. La moda, como lenguaje, tiene la potestad de actor categórico para determinar lo que se acepta o rechaza, y así, este lenguaje visual colonialista y parasitario, se alimenta del miedo al rechazo que instaura y que determina nuestras decisiones diarias al vestir. Una moda que actúa como como compensatorio del ego, que ella misma devasta, una moda que impone formas y figuras a las que deben ceñirse los cuerpos, una moda que segmenta por clases, razas, y género.
Es hora de tener una charla con el espejo. Hacemos un llamado a traer de vuelta a la moda como tema diálogo y de estudio, a cuestionar el diálogo de nuestros closets y nuestros atuendos, llevando las preguntas al espejo más allá del ¿Cómo me veo? y cuestionando ¿Qué dice mi ropa? ¿Para quién me visto? ¿Quién hizo mi ropa? ¿de qué materiales es? ¿Cómo me hace sentir?
Llegó el momento de reparar nuestra relación con la ropa, reparar tejidos sociales a partir de tejido manuales y reparar los daños ambientales ocasionados por la industria de la moda. De forma etérea reconociéndonos como seres vestidos, reconociendo que somos lo que vestimos. Reconocer las nociones detrás de nuestra toma de decisiones, para saber si están guiadas por impulsos construidos a través del bombardeo mediático consumista, y ser conscientes de que detrás de cada decisión que tomamos a diario a la hora de elegir que nos vamos a poner, hay una cadena de relaciones y reacciones sobre la que podemos intervenir. De forma literal, debemos repara nuestras prendas, llevar hilo y aguja en el bolsillo como compromiso de cuidado con la ropa, con nuestro ser y con los demás seres que habitan el planeta.
.La Reparación está en la Moda.
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